Acaba el año y quiero despedirlo compartiendo con vosotros la carta que me ha enviado Laura, una querida alumna. Dejamos atrás experiencias que nos han hecho crecer y esperamos con ilusión las que nos traerá el nuevo año. Los años me han enseñado que no sólo llegará con ilusiones, es probable que también traiga retos que quizá despierten algún miedo o temor… Así que aquí os dejo las palabras de Laura que comparte sus reflexiones al respecto:
«Hemos Aprendido que el miedo es malo. Es lo contrario al amor y sin embargo, ni bien dejamos el regocijo tibio y seguro de la panza de Mamá, cada primer contacto con el nuevo mundo que nos rodea, nos agrede… una fuerte luz, un tacto brusco, la aspiración, la primera higiene… nuestras primeras percepciones de este mundo son poco placenteras y es muy probable que allí, ni bien nacidos, empecemos a conocer el miedo a toda esa nueva experiencia que es respirar, que nos toquen, alimentarnos…
Sin embargo, si volvemos a los brazos de Mamá, si aceptamos el maravilloso regalo que es la vida, encontraremos también, en ese miedo, nuestro gran amigo, el que evitará que seamos kamikazes de la vida, para no tirarnos al vacío, para mirar antes de cruzar, para preservarnos.
¿Qué diferente se vuelve la Vida cuando miramos al miedo como un amigo fiel, que desde el principio del camino y hasta el final de los días estará junto a nosotros para cuidarnos, protegernos, para que simplemente valoremos el regalo de la vida, no?
Atravesamos el miedo a muchas circunstancias, el fracaso, la soledad, las necesidades insatisfechas, al dolor, a morir… ¿quién más que él, nos hará cautos?
Pero es justamente él, quién por contraposición, nos hará tener ilusión, esperanza y confianza.
Cuando le perdemos el miedo al miedo y lo vemos como un amigo, la vida toma otro color, y avanzamos otro pasito más hacia la Consciencia.
Vivir desde la consciencia, es vivir de Verdad.
Esta reflexión nació una tarde de sábado, en una formación dictada por Rafi: ¡gracias!»
Os deseo para 2020 una Vida Plena y con Consciencia.