En el camino de la Vida, nuestros pies son los que nos permiten ir dando cada uno de nuestros pasos. Como bien dijo Antonio Machado: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Pero la decisión para darlos está íntimamente conectada con nuestro corazón y cerebro, con nuestro mundo carnal y el astral o espiritual. Se trata de una conexión donde si no hay coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos, nuestros pies se resienten, puesto que la conexión inconsciente es instantánea.

Nuestro cuerpo busca siempre el equilibrio y si detecta incoherencias manda señales que aparecen reflejadas en los pies a través de los callos, grietas, lunares, etc. para que podamos corregirlas o sanarlas…

 El cuerpo como sabio que es, antes de enfermar nos da mensajes y nos intenta guiar con molestias, dolor o algunos otros síntoma al que si no ponemos remedio terminará por mostrarse en forma de enfermedad, pues la enfermedad como dijo Bach no es considerada como tal, sino como una señal de desarmonía.

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