La comunicación es inherente al ser humano. Comunicar no es algo que hacemos, es lo que somos: No podemos no comunicar.
La comunicación, además de nuestro medio de expresión, es nuestro medio de relación. Crecemos a través de nuestra comunicación y nuestras relaciones se desarrollan también a través de ella. En numerosas ocasiones, la comunicación deficiente o la ausencia de la misma, es la principal causa de malestar y dificultades en nuestras relaciones personales y profesionales.
La comunicación no sólo expresa nuestra percepción de la realidad, sino que de hecho la crea. La forma en que expresamos nuestras ideas, experiencias y juicios pone de manifiesto nuestros deseos y temores; y, como explica el fenómeno de la profecía autocumplida, las palabras elegidas se proyectan en nuestras expectativas, para acabar manifestándose en nuestra realidad.
La comunicación consciente pertenece al momento presente. Es un medio y un fin en si misma, además:
- Es clara, sincera y respetuosa.
- Nos conecta con nuestros sentimientos.
- Permite descubrir patrones y creencias inconscientes.
- Nos ayuda a superar las barreras de comunicación.
- Facilita la escucha empática.
- Es un ingrediente esencial de las relaciones sanas y positivas.
Por eso la comunicación consciente se revela como una vía primordial para el autoconocimiento y el desarrollo personal. Es una comunicación necesaria y muy valiosa en la familia, en la pareja y en el entorno laboral. Para las personas, cuya profesión está relacionada con la atención, orientación y/o el cuidado de otras personas, es una herramienta esencial.
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